Muchas de las consultas que tiene un coach ejecutivo en su vida profesional tienen que ver con la dificultad o el miedo a decir No por parte de su coachee. Pero ¿cuáles son las razones para decir NO?
Siempre he admirado a personas que supieron decir que NO para conseguir su objetivo. Por ejemplo, la primera mujer negra que se negó a levantarse de su asiento para cederlo a un blanco. O el famoso chino que se paralizó frente los tanques y dijo NO al avance del gobierno comunista en Tiananmen. Decir no a veces puede tener resultados increíblemente positivos.
Pero ¿por qué tenemos miedo a decir que no? Pues puede ser por no quedar mal, ( y que piensen cualquier cosa sobre mi) , por querer acaparar y controlar todo en el trabajo ( y no delegar) , o porque no sabemos priorizar o nos excusamos para no hacer lo que no nos apetece. (preferimos hacer tareas que corresponden a otros porque realmente nuestra vida profesional no nos gusta).
Cualquier declaración realizada por un coachee tiene sus consecuencias y producen cambios. Incluso decir sí, o decir no. Imagínate que alguien te pide dinero , incluso siendo un buen amigo
¿serías capaz de decir que no a prestar dinero porque sabes que lo van a malgastar?
Muchas personas juegan con nuestra personalidad y nuestro carácter amable y generoso para pedir cosas que saben que no nos vamos a negar. Incluso muchas de estas personas empiezan por el clásico ¿te puedo pedir un favor? para que sea «imposible» negárselo.
Después del no en el ser humano suele asomar otra emoción básica como es la rabia. El enfado de no haber sabido hacerlo. Y detrás del enfado, como emoción secundaria, aparece la tristeza , o sensación de haber fracasado en el intento , además de la impotencia.
Aprender a decir no no es tarea fácil, pero hoy me gustaría darte algunos trucos que me han funcionado personalmente. Por ejemplo, el uso de alternativas o recomendaciones. Este recurso tiene a veces consecuencias doblemente negativas, por lo que hay que usarlo con mucho tacto. La persona puede ver en tu recomendación una falta de confianza en sus posibilidades de encontrar la misma recomendación (vamos, que les estamos llamando tontos indirectamente). Otra ayuda posible – mucho más efectiva – es la educación y el tacto. Acompañar el no de palabras amables del estilo » gracias por haber contado conmigo» ayuda a suavizar la negación. Por último, intenta siempre justificar tu respuesta negativa. No hay nada peor que una conversación pendiente de realizarse.
La fuerza de la palabra No es a veces mucho más contundente que la de decir si, e imprime personalidad y carácter en la persona que lo dice. Es posible que nuestra cultura esté mucho más habituada a escuchar síes y no noes, pero tenemos que ir acostumbrándonos de cara a ver que nuestros interlocutores tienen capacidad de decidir lo que dicen y sus consecuencias. La responsabilidad (respons- habilidad) y el tomar decisiones son cualidades del ser humano . ¿por qué no empezamos a respetarlas y , sobre todo, a valorarlas?
Y tu ¿tienes o has tenido miedo a decir no? ¿cómo lo superaste? ¡me encantará escucharte!