El período de aprendizaje es fundamental en cualquier persona. El otro día asistí a una conferencia fantástica, impartida por un psicólogo alemán de nombre Gerald Hüther, que explicó con sencillos ejemplos cómo la etapa infantil del desarrollo es fundamental para fijar la personalidad que «arrastaremos» de por vida. Nuestra capacidad cerebral a la hora de aprender nuevas cosas es infinitamente mayor entre los 2 y los 6 años que durante todo el resto de nuestra vida, ya que el cerebro está mucho más receptivo a moldearse con rapidez que en nuestra etapa de madurez.
¿y dónde quiero llegar con esto?
Muchos de mis amigos son padres jóvenes preocupados por la educación de sus hijos, como lo estuvieron nuestros padres. Mi recomendación es siempre la misma: deben estar apasionados por la cultura del esfuerzo y del premio, pero no deberían obsesionarse por el aprendizaje de conocimientos. Conozco todo tipo de casos, pero recuerdo uno en especial: como carrera estudié empresariales, y recuerdo que había una chica en la clase con una mente fuera de lo normal, pero con una igualmente timidez también desproporcionada. Sus notas eran dignas de enmarcar, jamás llegó a sacar menos de un nueve. Hace poco me enteré que estaba dignamente trabajando como funcionaria en una ventanilla de la administración de la Seguridad Social. Estoy seguro que será feliz, pero me pregunto si no hubiera sido mejor que hubiera destinado mejor su tiempo a mejorar su personalidad y conseguir aprovechar al máximo su gran capacidad mental. Igualmente también he conocido casos de verdadero fracaso escolar, incluso con abandono temprano, pero que luego han sabido buscarse sus castañas y hoy triunfan en el mundo competitivo empresarial.
Por tanto ¿ser un buen estudiante implica necesariamente un triunfo en la vida empresarial y personal? Para nada. No asegura nada. En cambio una personalidad equilibrada, con un fomento claro de valores morales y éticos, nos permitirá llegar muy lejos como individuos. Creo fielmente en la cultura del premio y del esfuerzo. El niño jamás debe pensar que las cosas vienen caídas del cielo, sino que tiene que aprender a conseguirlas por si mismo, y ver que con esfuerzo, siempre llega el premio. Esa es la mejor forma de educar. He conocido muchos casos de gente infeliz porque siempre tuvieron a alguien que cuando se caían les levantaban sin ni siquiera ver si eran capaces de levantarse por sí mismos.
El exceso de protección es , ha sido y siempre será malo. Y no sólo aplica a la educación de los hijos. Estamos también viendo cómo un Estado o un Gobierno excesivamente protector hace que la gente se duerma en los laureles y que no cultive la cultura del esfuerzo. Y luego, cuando ya no queda nadie para levantarte, vienen los lloros y las desgracias. Pues nada como levantarse, reírse de sí mismo, y tirar para adelante . Porque lo que nos mueve sin duda es lo que sale de nosotros, lo que viene del resto, del Estado, o de quien sea, es una ayuda que algún día puede faltar. Así que si a tu hijo le hacen repetir 4º de EGB (hoy creo que es 4º de primaria) , que le sirva de aprendizaje, y que vea que sólo aplicándose más logrará pasar a quinto. Como todo en la vida, para dar un paso adelante es necesario poner primero un pie y luego otro. Ya tendremos tiempo de comprar un patinete para ir más rápido.