La pandemia se está alargando mucho más de lo deseado. De las «dos semanas» iniciales hemos pasado a superar el año. A pesar del ritmo de la vacunación, insuficiente desde todos los puntos de vista, los españoles seguimos viendo con temor el final del túnel. Pero mientras tanto, podemos hacer cosas para que nuestro encierro mental o físico sea menos entierro. ¿qué tal un día sin pantallas a la semana? ¿qué tal un Viernes sin Zoom?
Ayer lo hablábamos en una sala de ClubHouse y hoy lo leo en el New York Times. La gente está empezando a demandar los viernes sin Zoom. Es más , la gente está harta de pantallas, de conexiones inútiles que les obligan a mirar hacia una cámara que no siempre saca lo mejor de su personalidad. Empresas como CityGroup han eliminado ya las videoconferencias realizadas en viernes para sus 210.000 empleados. Una forma más de poder escapar a este teletrabajo impuesto que nos ha tocado vivir.
La denominada » Fatiga del Zoom » tiene un origen psicológico curioso. Es otra de las consecuencias del Covid, al igual que ocurrió con el síndrome de la cabaña. Las reuniones realizadas a través de una cámara necesitan de un mayor esfuerzo (físico y mental) que las que teníamos de forma presencial. El mero hecho de no poder hacer otra cosa que mirar a cámara es cuanto menos agotador. Especialmente cuando tienes cinco videoconferencias al día. Por otro lado, a muchas personas se les une el síndrome de la fatiga del zoom con el del temor a ser espejados (ansiedad del espejo) . Es decir, muchos de nosotros evitamos estar siendo observados por nosotros mismos en espejos o con cámaras. Y eso es justamente lo que traen estos sistemas de videoconferencias. Que nos enfrentamos todo el rato a nuestra propia imagen.
Las mujeres tienen más probabilidades de sufrir la denominada fatiga del Zoom.
El estudio realizado por la Universidad de Stanford a más de 10.000 personas demuestra que la percepción que tiene la gente de las videollamadas es estresante, no es natural, y para nada es divertida. La exageración de la comunicación no verbal para ser más «comprendidos» que en las reuniones presenciales es sencillamente agotadora. La encuesta también determina que este tipo de malas sensaciones se acrecentan en el público femenino.
Una de las soluciones que se plantean (y que ya practican muchas empresas) es mantener la cámara apagada mientras no se habla. Tan sólo al principio de la llamada se mantendrían durante 5 minutos las cámaras para saludar pero el resto del tiempo sólo veríamos a las personas que hablan. Es curioso cómo el éxito de una de las redes sociales más de moda , ClubHouse, también tiene que ver con el hecho de que nadie te ve, solo te oyen. También se está estudiando limitar el tiempo de las videoconferencias a 30 minutos » de exposición ante las cámaras».
Ayer me preguntaba si la nueva normalidad será nueva o podremos volver a la normalidad «anterior» al Covid. No se si la gente volverá a reunirse físicamente como antes, con su café en mano y su cuaderno para tomar apuntes. O si esta nueva ZoomManía ha llegado para quedarse. Yo soy de los que sin duda prefiere el método » a la antigua usanza» ¿y tu?