Creo que la palabra culpa es una de las que mayor sufrimiento produce en los seres humanos. Especialmente si has vivido en regiones donde el pecado tiene como consecuencia una penitencia corregidora, superar la culpa de un error pasado puede convertirse en una pesadilla. ¿qué podemos hacer para eliminar esa sensación angustiosa? ¿es la culpa la manera más rápida de perpetuar un error en nuestro cerebro?
No tuve que dejarle . La relación no iba bien, pero quizás la decisión fue demasiado precipitada. No me imaginaba que esta sensación de vacío interior que ahora tengo iba a ser tan agonizante.
Tendría que haber aceptado la oferta que me hicieron por la casa. Ahora me encuentro en una situación miserable. Cómo pude ser tan torpe, tan egoísta. Hoy estaría siendo feliz y aquí estoy, arrepentido.
Tendría que haber sido precavido. A mi edad no tendría que haberme puesto a jugar al tenis. Ahora me han operado y jamás sabré si podré volver a mover la muñeca como antes. Qué torpeza y qué impotencia.
¿te suenan esas historias? ¿ese recorrer el pasado una y otra vez arrepintiéndonos de cada decisión que tuvimos? ¿qué tal llevas la culpa como sensación y como emoción? yo mal. Creo que es una de las palabras más dañinas del español y del castellano. Especialmente cuando nuestras decisiones supusieron cambios radicales en nuestras vidas … son las culpas que más duelen… Superar la culpa de un error pasado puede convertirse en una aventura interminable. Pero ¿existe alguna forma de superar esa terrible sensación? Aquí te doy mis trucos.
Cómo superar la culpa de un error pasado.
- Acepta que el pasado es pasado. Y no se puede cambiar.
No nos hacemos la idea de la cantidad de tiempo que perdemos en querer entender decisiones pasadas que tuvieron consecuencias catastróficas. El dolor es necesario. El sufrimiento , especialmente cuando se trata de intentar cambiar situaciones que no se pueden cambiar , no sólo es inútil. Nos sumerge en una profunda tristeza difícil de superar. Acepta: lo hecho, hecho está, y no puede cambiarse ya. Por mucho que lloremos.
- Ninguna decisión está libre de ser la mejor decisión que pudiste tomar
Cuantas más opciones tenemos, especialmente en el mundo occidental, más podemos fastidiarlo todo. Es una cuestión de estadística. Por eso, la vida a veces nos pone delante situaciones complejas en las que no existe una única solución que resuelva todo. Toda acción, todo pensamiento , por muy sabios que seamos, tiene sus pros y sus contras. Y una vez tomada la decisión el mundo no se para, sigue rodando. Por eso , intentar controlar todo es imposible y agotador. Piensa que tomaste la decisión que pensaste que fue mejor en el momento que la tomaste con la información que tenías. Aunque el presente no te guste nada. No pudiste hacerlo mejor.
- Piensa en positivo, no destruyas todas las consecuencias de la acción.
Nuestra culpa está muy centrada en ver sólo aquello que consideramos negativo. Pero no me canso de decir que todo, absolutamente todo , tiene su lado positivo . Incluso la pérdida de un ser querido, por muy dolorosa que pueda ser, nos trae la facilidad de memorizar recuerdos imborrables de aquellos momentos en los que disfrutamos de esa persona que ya no está. Podemos pensar en destruir, en llorar más, en amargarnos en un pantano de lágrimas. Pero también podemos focalizar nuestra mente en todo lo positivo que tenemos por haber tomado esa misma decisión que hoy nos genera tanta culpa. Siempre , siempre, hay un lado positivo. Y merece la pena quedarse ahí.
- Busca ayuda que te haga ver otro punto de vista de tu decisión
A veces nos obcecamos en lagos de dolor y lágrimas y no somos capaces de ver más allá de nuestra pena y nuestra culpa por el error del pasado. Pero no somos capaces de pensar que por el mero hecho de contar nuestras penas a alguien, especialmente si se trata de un profesional, puede mitigar nuestro dolor con la búsqueda de interpretaciones alternativas. En el coaching ejecutivo perseguimos un cambio de observador que nos ayude a ver con mayor claridad más allá del dolor y la culpa.
- Quiérete, no todo lo que haces lo haces mal.
Y si después de todo no logras ver nada positivo, no encuentras ni una sola razón para pensar que no te equivocaste, todavía estás a tiempo de quererte. No todo lo que hiciste en el pasado es torpe ni tiene consecuencias catastróficas. Solo no se equivoca aquél que no hace nada nuevo. Y de cada fracaso podemos aprender algo nuevo. Siempre. Es lo que nos diferencia como humanos, pero también lo que nos va haciendo más fuertes. Aprende a aceptar tu pasado y mira a tu futuro con el optimismo que se merece.