Llega el mes de Septiembre, y al igual que hacemos al comenzar el año, se nos llena la boca de promesas. » Voy a apuntarme al gimnasio» » voy a hablar más con mi jefe», » voy a hacer más planes con mi pareja»… pero ¿cuántos de estos «voy a» nos hace felices si cumplimos el deseo prometido? Pues siento anticiparte que ninguno. Lamentablemente la felicidad no está hipotecada al cumplimiento de determinados deseos. A menudo pensamos que alcanzar metas nos hará feliz. Nada más lejano de la realidad.
“Cuando logre este objetivo, seré feliz”. Falso. Siento ser yo quien te lo diga, pero nos pasamos la vida buscando retos, objetivos, sueños… y hasta que no los logramos pensamos que no podemos ser felices. ¿por qué? Sería muy atrevido decir que ninguno de esos sueños nos produce una alegría. Claro que si pierdo 4 kilos y me enfrento al espejo voy a ponerme muy contento. Primero porque será bueno para mi salud, pero sobre todo porque implica que me voy a querer más. Ahora bien ¿cuánto tiempo podemos mantener esa alegría viva? Lograr retos no te hará feliz.
A veces, cuando cumplimos muchas cosas que nos hemos planteado , sentimos como una especie de vacío existencial. ¿y sabes por qué se produce ese vacío interior que nos da ansiedad? Por una mala gestión de expectativas. Siempre digo que la felicidad tiene que ver con el uso del gerundio y con el uso de las expectativas. Con el uso del gerundio, me refiero a que el estado de la felicidad debería ser siempre en gerundio.
No digas soy feliz, aprende a usar el gerundio: » estoy siendo feliz » .
Diego Antoñanzas, Coach emocional
La mentira de la llegada fue descrita por primera vez por un doctor israelí y americano y experto en felicidad: Dr. Tal Ben-Shahar; te recomiendo que escuches su conferencia sobre felicidad que recientemente ofreció en España . El se dio cuenta de lo mal entendido que teníamos los humanos el concepto de la felicidad al comprobar que él mismo sufría tras conseguir logros deportivos. ¿y sabes por qué? porque siempre queremos más, la vida nos enseña a exigirnos más siempre, a pedir más . Una vez que había logrado una meta, aparecían nuevos objetivos en el horizonte. Su lista de objetivos nunca terminaba y eso le frustraba enormemente.
Por eso es tan importante disfrutar del momento, y pensar en gerundio. Y siempre ser muy consciente de las expectativas que nos prometemos ( = pensamos) . No por lograr esto u esto otro alcanzaremos la plena felicidad. La vida es un camino , y el camino nos invita siempre a seguir andando… de vez en cuando ( yo recomiendo que muchas veces) , podremos parar a disfrutar… pero tendremos que seguir andando. Y no vale mirar y comparar con lo que ya hemos recorrido.
El sesgo de impacto es lo que nos pasa cuando «idealizamos» o «sobreestimamos» una situación. Por ejemplo , la alegría que nos va a producir ir de vacaciones, o el dolor que nos va a causar el dentista. Normalmente este sesgo afecta igualmente a la duración pero también a la intensidad de las emociones positivas o negativas de un evento, situación o persona. Tendemos a equiparar eventos del pasado con eventos del futuro. Y cada evento es único e irrepetible. Lograr retos no te hará feliz.
¿quiere decir esto que no podemos ilusionarnos ni tener miedo ante un evento próximo? Pues no. Claro que podemos ilusionarnos, y claro que podemos dejar que aparezca la emoción del miedo. Pero ojo con asociar esa ilusión a la felicidad plena. La felicidad no es un destino único al que se puede llegar después de lograr una meta. Si bien lograr una meta puede generar mucha alegría a corto plazo, tus niveles de felicidad continuarán aumentando y disminuyendo de acuerdo con los muchos eventos internos y externos que experimentes. No sólo con uno. No sólo un día, a una hora determinada.
Incluso a las personas que les toca la lotería, aun sabiendo que pueden llegar a estar muy contentas al principio , hay que explicarles que la felicidad no es eterna, que hay que buscarla cada día.
Por tanto, debemos evitar el decirnos expresiones del estilo » cuando consiga esto seré feliz «. Lo que tenemos que ver es qué nos hace feliz en un día normal ( sin objetivos de por medio ) e intentar disfrutar cada día de momentos como esos, o si no podemos cada día planearlos con una cierta periodicidad. Hay que concentrarse en el camino , no en el destino.
Prémiate, date cariño. Celebra los momentos de tu vida que ya te están produciendo felicidad y disfruta del camino y de tu crecimiento personal . Y si necesitas ayuda porque no sabes ver qué te hace feliz, o crees que te estás exigiendo demasiado, llámame. El coaching ontológico seguro que puede ayudarte.